AVISO

Este fic contiene sólo recreación sobre hechos del pasado. No contiene spoilers. Todos los personajes y lugares pertenecen a G.R.R. Martin

domingo, 31 de marzo de 2013

Capítulo 8


JAIME
            El camino hacia Harrenhal parecía eterno. El muchacho estaba deseando llegar allí para ver a su hermana. El rey Aerys II había confirmado su asistencia e iría acompañado de toda la familia real y de la Mano. Padre no dejaría a Cersei en Desembarco sola, sino que aprovecharía el torneo de Lord Whent para exhibir a su hija. Jaime esperaba que no encontrara a ningún candidato para casarla. Cersei debía ser fuerte e intentar oponerse a lo que su padre decidiera. Pero no era sencillo para una muchacha negarse a contraer matrimonio. ¿Qué excusa le iba a poner? Él tenía la de ser miembro de la Guardia Real, ¿pero ella? Rezaba mentalmente para que Cersei no saliera de allí comprometida con nadie.

            Su pensamiento pasó de una preocupación a otra: Tyrion. Después de que el niño lo sorprendiera dándose placer mientras pensaba en Cersei, apenas pudo hablar con él. Estaba avergonzado y se marchó ese mismo día de Roca Casterly tras leer la invitación para el torneo. ¿Cómo iba a explicarle lo que había visto? Era demasiado pequeño para entender nada sobre sexo, y menos algo tan… poco natural. Porque, a pesar de que no podía evitar la atracción que sentía por su hermana, sabía que eso no estaba bien. Ellos no eran Targaryen, no se iban a casar ni a tener hijos. Y, de tenerlos, su descendencia sería maldita, monstruosa o, como en el caso del rey Aerys, demente. Odiaba haberse separado de su hermano pequeño así. Él no estaba enfadado con Tyrion, sino consigo mismo. Le dolía que el niño estuviera triste pensando que él también lo odiaba, como Padre y Cersei. Jaime era su único valedor en la familia.
            El torneo de Lord Whent le serviría para desahogarse y demostrar su valía ante su padre y ante toda la familia real. No había sido nombrado caballero con quince años por nada: siendo un simple escudero, salvó la vida de Lord Sumner Crakehall durante la campaña contra la Hermandad del Bosque Real. Ser Arthur Dayne fue el encargado de concederle tal honor. Tenía ganas de reencontrarse con él y formar parte de la Guardia Real.
            Tras varios días de camino, tanto Jaime como la pequeña comitiva que lo acompañaba desde Roca Casterly, llegaron a Harrenhal. Las torres semidestruidas recordaban los lejanos tiempos de Aegon el Conquistador, cuando los Targaryen tomaron Poniente. Ahora parecían estar en decadencia. Penetraron en el castillo y fueron recibidos por varios criados, que se ocuparon de las monturas y de indicarles sus alojamientos. Jaime preguntó por la Mano del Rey a una de las mozas. «Señor, Lord Tywin ha excusado su presencia en el torneo.» El muchacho evitó reflejar en su rostro lo que sentía por dentro: rabia. Su padre no lo había perdonado y había preferido quedarse en Desembarco como protesta. Y si él estaba allí, Cersei también. ¿Hasta cuándo iban a poder mantener la farsa? Su hermana siempre lo veía todo muy sencillo, pero Lord Tywin sabía cómo dar donde más dolía. Era un hombre amargado desde que su esposa había muerto. Antes de eso había sido un padre cariñoso con ellos, no especialmente risueño, pero sí amable. Con el fallecimiento de Lady Joanna aquella felicidad desapareció para siempre y Tyrion era con el que más pagaba su mal carácter, aunque estaba claro que ni él ni Cersei se libraban de ello tampoco.
            Malhumorado, se dirigió hacia el cuarto que habían dispuesto para él. Decidió bañarse para que se le pasara el malestar que sentía por dentro. Mientras se enjabonaba, no pudo evitar excitarse pensando en que era Cersei quien lo hacía y terminó por masturbarse. Cuando acabó había eliminado toda la tensión que había acumulado esos días, pero empezó a llorar. Y no sabía por qué.

4 comentarios:

  1. Gracias de nuevo, cada día me gusta más. Que bonito lo cuentas ;)

    Cristina

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  2. Athena, me inclino ante tus dotes descriptivas, sabes cómo enganchar y me encanta tu estilo. Muy buen capítulo, como siempre ;)

    ¡Besos!

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