AVISO

Este fic contiene sólo recreación sobre hechos del pasado. No contiene spoilers. Todos los personajes y lugares pertenecen a G.R.R. Martin
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lunes, 15 de abril de 2013

Capítulo 22


JAIME
            El compromiso de Cersei con Robert no le pilló por sorpresa, aunque le costaba asimilarlo. Lo que más le dolía era no poder ver a su hermana por todo el protocolo que exigía la preparación de la novia. Era desesperante saber que estaba tan cerca y, a la vez, tan lejos de él. Se había reservado toda un ala de la Fortaleza Roja para la muchacha y la numerosa corte de mujeres que la custodiaban, además de las costureras y las encargadas de arreglar y adoctrinar a la futura esposa del rey. La Guardia Real vigilaba la entrada de aquella zona, pero no patrullaba dentro de ella. Jaime no tuvo la suerte de ser uno de los elegidos para hacer un turno allí, algo que a lo mejor le hubiera dado la oportunidad de ver a su hermana, aunque sólo fuera de lejos. La sombra de su padre estaba de alguna manera muy presente en la elección de los capas blancas para cumplir esa tarea. A veces Jaime se paraba delante de la puerta que cerraba la estancia que había sido la habitación de Cersei en los años en los que Lord Tywin había sido la Mano del Rey, recordando su reencuentro tras mucho tiempo sin verse. Ya era algo muy lejano, había pasado más de año y medio, pero las sensaciones de esa noche aún eran vívidas. Ella era la única mujer en su vida, con la que perdió la inocencia y por la que no le importaría dejarlo todo, morir. Hubo un tiempo en que quiso odiarla por lo que hizo con él: se sentía como un condenado al que le hubieran dado el mejor banquete de su vida y después lo hubieran castigado a morir de hambre, dejándole los exquisitos manjares que había probado en una ocasión a la vista, pero lejos de su alcance. No lo consiguió, amaba a Cersei con toda su alma. Ahora iba a ser la esposa de otro, del rey nada menos, a quien había jurado proteger. También había hecho el mismo juramento a Aerys y lo había asesinado… Pero Robert no se merecía la muerte. Había salvado el reino de los desmanes del Rey Loco y le había otorgado su perdón, lo que demostraba su magnanimidad.

jueves, 11 de abril de 2013

Capítulo 18


JAIME
            No le fue difícil encontrar a Rossart. Las estancias de la Mano del Rey se situaban estratégicamente dentro de la Fortaleza Roja, en una torre apartada, y al piromante le gustaba pasar parte del tiempo allí, donde había montado su laboratorio personal. Jaime llegó hasta la puerta y pegó la oreja a la madera. Silencio absoluto. Era extraño que no se oyera nada, pues las actividades alquímicas de Rossart solían ser bastante ruidosas. Miró por la rendija que quedaba entre la puerta y el suelo y comprobó que, efectivamente, el hombre no estaba allí. Al incorporarse, oyó pasos acercándose y un tintineo como de cristales chocando. Se escondió en una esquina y esperó. La puerta se abrió y se volvió a cerrar. Rossart había regresado. Jaime volvió a escuchar: ahora sí había movimiento dentro de la habitación. Tocó con unos golpecitos y una voz preguntó que quién era. «Soy Ser Jaime Lannister», respondió. Rossart confiaba en él y le abriría sin problemas. Sin embargo no fue así. ¿Sospecharía algo? Jaime insistió. «Abrid en el nombre del rey. Traigo órdenes suyas.» El piromante no contestó, por lo que el joven optó por entrar. La puerta estaba abierta y la estancia vacía. ¿Dónde diablos estaba ese intrigante? Jaime se puso alerta ante el silencio del lugar. Un pequeño ruido le llegó por el lado izquierdo. Se giró y vio a Rossart lanzándole algo que pudo esquivar a malas penas. Al caer al suelo, aquello se rompió y prendió con una llama verdosa. ¡Era fuego valyrio! Jaime desenfundó su espada al tiempo que trataba de evitar que los frascos que Rossart le lanzaba impactaran sobre su armadura o el yelmo. El fuego valyrio era capaz de derretirlo todo, hasta las piedras. El hombre se había parapetado tras su cargamento y se movía al tiempo que arrojaba los frascos, buscando la puerta. Cuando la alcanzó, salió corriendo, tirando el resto de botellitas al suelo. La habitación estaba en llamas, pero Jaime pudo acceder a la salida y perseguir a Rossart. El problema era saber hacia adónde había ido. Eligió el camino de la derecha. Los pasillos de la Fortaleza eran largos y laberínticos y temía desorientarse. Al pasar por uno de ellos, vio una sombra moviéndose a lo lejos. Era el piromante. Jaime aceleró el paso y le dio alcance. El hombre forcejeaba con su captor. «¡Soltadme, traidor, vendido!» Jaime no dijo ni una palabra: lo agarró de la pechera y le dio un tajo limpio en el cuello. Rossart murió en el acto.

martes, 9 de abril de 2013

Capítulo 16


JAIME
            El rey Aerys estaba peor de sus manías desde que la noticia de la muerte de Rhaegar había llegado a la Fortaleza Roja. Cada vez se hacía más evidente que Robert Baratheon iba a ganar el conflicto tras su victoria en el Tridente, donde asesinó con su propia mano al heredero del Trono de Hierro. Jaime, por su parte, vigilaba muy de cerca los movimientos de Aerys, pues sospechaba que éste iba a tomar una decisión drástica con tal de evitar la caída de Desembarco en manos del señor de Bastión de Tormentas.

sábado, 6 de abril de 2013

SEGUNDA PARTE. EL OCASO DE LOS DRAGONES Capítulo 13


JAIME
            Fueron convocados en la Sala del Trono de Hierro de la Fortaleza Roja. El lugar estaba atestado de gente y todos los capas blancas rodeaban la plataforma donde estaba el trono. El rey ya estaba allí, con su descuidado aspecto y la mirada enloquecida, acompañado de un tipo con pinta de piromante.

jueves, 4 de abril de 2013

Capítulo 12


JAIME
            La desilusión de Jaime cuando llegó a Desembarco fue mayúscula. Su padre y su hermana no estaban allí, porque Lord Tywin había renunciado al cargo de Mano del Rey como protesta por su nombramiento como capa blanca. El plan de Cersei había sido un completo desastre: él en la capital y ella en Roca Casterly. Otra vez separados. Para no pensar en todo ello, decidió centrarse en sus nuevas obligaciones.

martes, 2 de abril de 2013

Capítulo 10


JAIME
            El día de su nombramiento como capa blanca había llegado. La noche antes, Lord Whent había celebrado una recepción para sus invitados. Jaime asistió en calidad de futuro miembro de la Guardia Real, junto a Ser Barristan Selmy y Ser Arthur Dayne, que lo arroparon en todo momento. Cuando entró al salón principal de Harrenhal, todo el mundo estaba allí, esperando la llegada del rey y su familia. Aerys, con su aspecto descuidado y sucio, daba una imagen decadente de la dinastía, mientras que el príncipe Rhaegar era todo lo contrario: destacaba sobre el resto de los invitados por su juvenil belleza y su porte de caballero. Incluso ofreció un recital de música animado por el anfitrión. Durante la cena, Jaime estuvo observando a las personas que allí se congregaban. Le llamaron la atención los Stark, sobre todo dos de ellos: el hijo mayor de Lord Rickard y su joven hermana, llamada Lyanna. Brandon Stark podía rivalizar con el propio Jaime en gallardía. Era un tipo alto y fornido, con una espesa barba oscura y el cabello como el carbón. Se movía como pez en el agua con las jóvenes que se le acercaban, todo lo contrario que uno de sus hermanos, al que se le veía muy tímido. Rió para sus adentros al pensar que Brandon y él podrían haber sido cuñados al estar el Stark prometido con Catelyn Tully. Por su parte, Lyanna le sorprendió por su belleza natural, sin adornos. No tenía nada que ver con Cersei, cuyo atractivo era indiscutible, pero el de la norteña era distinto, más salvaje. Su pelo era oscuro, mientras que el de su hermana era dorado, y los ojos no eran verdes, sino grises pero muy cálidos. Se preguntó si estaría prometida y la respuesta le vino en el momento en el que vio al señor de Bastión de Tormentas, Robert Baratheon, echarle la mano por el hombro y besarla en la mejilla. «Un joven con suerte», pensó para sí. Sin embargo, mientras que Rhaegar tocaba y cantaba, observó que la muchacha estaba ruborizada y hasta emocionada con el príncipe. Lo que más le chocó fue su genio: tiró una copa de vino sobre el más pequeño de los Stark porque se estaba burlando de ella.

domingo, 31 de marzo de 2013

Capítulo 8


JAIME
            El camino hacia Harrenhal parecía eterno. El muchacho estaba deseando llegar allí para ver a su hermana. El rey Aerys II había confirmado su asistencia e iría acompañado de toda la familia real y de la Mano. Padre no dejaría a Cersei en Desembarco sola, sino que aprovecharía el torneo de Lord Whent para exhibir a su hija. Jaime esperaba que no encontrara a ningún candidato para casarla. Cersei debía ser fuerte e intentar oponerse a lo que su padre decidiera. Pero no era sencillo para una muchacha negarse a contraer matrimonio. ¿Qué excusa le iba a poner? Él tenía la de ser miembro de la Guardia Real, ¿pero ella? Rezaba mentalmente para que Cersei no saliera de allí comprometida con nadie.

miércoles, 27 de marzo de 2013

Capítulo 3


JAIME
            Volver al hogar era como volver a nacer, por eso quiso ir allí antes de dirigirse a Desembarco del Rey. Roca Casterly le traía tan buenos recuerdos… Prefería olvidar los malos. Nunca fue rencoroso, así que no culpaba a Tyrion de la desgracia de perder a su madre. Quería a ese niño con una ternura especial, despertando en él un sentimiento de protección. Pero era difícil mantener una relación normal con su hermano pequeño por culpa de Cersei. Se encontraba entre la espada y la pared cada vez que regresaba y coincidía con ambos. Afortunadamente, en los últimos años eso no había ocurrido con frecuencia, aunque deseaba con todas sus fuerzas volver a ver a su hermana. No podía imaginar qué aspecto tendría ahora. Hacía años que no la veía. Él había cambiado, era un hombre y un caballero. Cuando eran pequeños, la gente sólo los diferenciaba por la ropa y la longitud del pelo. Sus rostros eran dos gotas de agua. Con más de quince años, Cersei tendría un cuerpo de mujer y ya no los confundirían. Pensó en su pecho plano e infantil y visualizó en él dos senos redondos como manzanas. Bajó mentalmente y vio una cintura estrecha y unas caderas que se ensanchaban. Llegó hasta el lugar que más los diferenciaba e imaginó un vello rubio como él mismo tenía… El corazón empezó a palpitar en su pecho y en su ingle. Borró esa imagen de su cabeza. Respiró hondo y se recompuso sobre la montura. La idea de ver de Cersei lo estaba poniendo nervioso.