AVISO

Este fic contiene sólo recreación sobre hechos del pasado. No contiene spoilers. Todos los personajes y lugares pertenecen a G.R.R. Martin

viernes, 12 de abril de 2013

Capítulo 19


TYWIN
            Semanas después de la muerte de Aerys, Robert Baratheon, al que sus enemigos llamaban El Usurpador, se presentó en Desembarco del Rey, victorioso y dispuesto a proclamarse rey. Lord Tywin lo esperaba en la Torre de la Mano. Tenía curiosidad, pero no se iba a dejar impresionar por él ni por la fama que le precedía. El joven no tardó en llegar. Caminaba con aire arrogante, muy seguro de sí mismo, y Lord Tywin tuvo que admitir que su porte era el de un rey. Sólo tenía dieciocho años, pero la incipiente barba negra, la corpulencia y el rostro eran de un adulto. Invitó a Robert a tomar asiento. «Os he salvado el pellejo, muchacho. Mis hombres han hecho el trabajo sucio aquí, en Desembarco.» El recién llegado no parecía dejarse amedrentar por su tono autoritario. Iba a ser un hueso duro de roer. «Os recuerdo que el que ha asesinado a Rhaegar Targaryen he sido yo. Vi con mis propios ojos cómo se desangraba en el Forca Verde.» Lord Tywin se empezaba a indignar por momentos ante el descaro de Robert. No estaba acostumbrado a que un jovencito le hablara con ese tono. «Sí, pero mi hijo acabó con la vida del Rey Loco, ¿os parece poco mérito?» Ante eso, Robert no podría poner ninguna objeción. Sin embargo, el muchacho no hizo caso de las palabras de Lord Tywin y cambió de tema sin inmutarse. «Quiero saber dónde está el resto de la familia real. Juré hace un año que no dejaría un Targaryen vivo en los Siete Reinos y quiero cumplir ese juramento.» Sin saberlo, Robert había llevado la conversación hacia donde Lord Tywin quería. Era el momento de jugar su carta más valiosa y demostrar su lealtad. «Vayamos a la Sala del Trono. Mis hombres estarán a punto de llegar con noticias sobre el asunto.»

            Al salir de la Torre, se cruzaron con Eddard Stark. A Lord Tywin le dio la sensación de que el norteño estaba preocupado por algo. Mientras hablaba con Robert, miró hacia él con desconfianza. El señor de Roca Casterly no le dio importancia y, terminada la conversación entre los jóvenes, acompañó a Robert a la Sala del Trono. Una vez allí, aquél tomó asiento en el Trono de Hierro sin que nadie se lo impidiera. Si no de derecho, ya era el rey de hecho a falta de la ceremonia oficial.
            Era un momento delicado, puesto que Robert iba a impartir justicia sobre los capas blancas. Ser Barristan Selmy fue nombrado Lord Comandante de la Guardia Real, pero el problema era Jaime. Había asesinado a Aerys, rompiendo su juramento de lealtad y protección. Lord Tywin sabía de la capacidad de perdón de Robert y confiaba en ella, pero no las tenía todas consigo. Robert comenzó a hablar. «Muchacho, he sabido que vos asesinasteis a Aerys a pesar de que vuestra misión era proteger su vida. ¿Qué debería hacer, castigaros por traidor a un juramento sagrado o premiaros por matar a mi enemigo?» A Lord Tywin se le aceleró el corazón mientras por fuera aparentaba calma. Los presentes guardaban un silencio sepulcral esperando a que Robert decidiera. Se levantó del Trono de Hierro y bajó la plataforma, acercándose a Jaime. «Sois más joven que yo y ya habéis acabado con todo un rey. Os confirmo como miembro de la Guardia Real, Jaime el Matarreyes», y se carcajeó de su propia ocurrencia. Todo el mundo rió a su vez siguiendo el juego a Robert. Lord Tywin respiró profundamente y, acercándose a él, le susurró al oído: «Mis hombres desean mostraros algo.» A una señal del señor de Roca Casterly, las puertas se abrieron y entraron Ser Gregor Clegane, La Montaña, y Ser Amory Lorch con dos fardos hechos con capas de la casa Lannister. Clegane dejó el suyo en el suelo y lo destapó: era el cadáver de Elia Martell, que presentaba signos evidentes de haber sido violada repetidas veces. «Mis instrucciones sobre qué hacer con ella no fueron entendidas. No debía morir, pero eso ya no tiene remedio», dijo Lord Tywin a modo de disculpa. Robert parecía satisfecho. Ser Amory Lorch, se adelantó a su vez y depositó su carga para que Robert la viera: eran los hijos de Rhaegar, la pequeña Rhaenys y el bebé Aegon. La niña presentaba decenas de puñaladas, mientras que el bebé tenía la cabeza destrozada y su cráneo era un amasijo sanguinolento. De nuevo intervino Lord Tywin: «No creo que hicieran falta tantas puñaladas para matar a una cría. Con palabras suaves y una almohada hubiera sido suficiente.» Tras la exhibición de los cadáveres, Robert dio la reunión por concluida.
            Lord Tywin esperó fuera durante un buen rato. Eddard Stark se le había adelantado y hablaba acaloradamente con el joven Baratheon. Parecía que discutían, pero no oía sobre qué. Después el norteño se marchó con gesto serio. Era el momento de hablar con Robert. Tenía una interesante propuesta que hacerle y que culminaría un deseo que se le negó durante años. «Espero que no haya problemas entre Eddard y vos», dijo melosamente. Robert negó con la cabeza. Se le notaba consternado. «No os preocupéis. Mi amigo es una persona de honor, a veces demasiado y por eso hemos tenidos nuestros desencuentros. Pero sé que, como siempre, nos reconciliaremos.» Lord Tywin hizo un gesto de asentimiento. «Creo que ha llegado el momento de que hablemos de un tema serio. Ya podéis consideraros el legítimo rey, pero debe hacerse una ceremonia oficial. Debido a los enormes gastos de la guerra, sería adecuado aprovechar la misma para coronaros y contraer matrimonio.» Había dejado caer la sugerencia. Quedaba ver si Robert la aceptaba. «Lord Tywin, inicié esta guerra por la mujer a la que amaba y siempre amaré. No sé si estoy preparado para casarme con otra.» «Si me permitís que os lo diga, vuestro pueblo necesitará un rey y también una reina. Y herederos que aseguren la continuación de la dinastía.» Robert lo miró con recelo. «Creo que ya tenéis a la candidata, ¿verdad?» El Lannister rió. «En efecto. Es una muchacha perfecta: joven, bella, virgen, de buena familia y preparada para ser la señora de los Siete Reinos.» El muchacho levantó una ceja. «¿Y quién es ese dechado de virtudes?» »Mi hija Cersei.» Lord Tywin esperaba la respuesta de Robert. Aún recordaba las palabras de Aerys cuando ofreció a Cersei como esposa de Rhaegar: «Eres mi mejor sirviente, pero nadie casa a su hijo con la hija de su sirviente.» Pero ahora no era el sirviente de Robert. El joven lo miró con un aire de tristeza en los ojos. «Está bien, acepto a vuestra hija. Dejo todos los preparativos en vuestras manos.» Al fin. Los Lannister estarían donde les correspondía: sentados en el Trono de Hierro.

7 comentarios:

  1. Ay, Tywin, Tywin... Ya sí que me voy despidiendo de él en este fic, ¿no? xD

    Me ha gustado mucho como has plantado su lado más "humano" en el hecho de que se pone nervioso y se le acelera el corazón aunque su semblante sea el mismo de siempre.

    Por lo demás, ¿qué decir que no se sepa ya? Sin duda él dio la orden de los asesinatos, pero el odio que le tengo a La Montaña y a Amory Lorch por su ensañamiento no me lo quita nadie. Puedes hacerte a la idea de lo que disfruté al ver qué les ocurría a este par de sinvergüenzas ;)

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    1. No te despidas del todo. Aparecera en otro PoV :)

      Me alegro de que te haya gustado cómo he tratado a Tywin. No deja de ser un ser padre y si le tocan el hijo, pues se preocupa.

      Los otros dos se merecían un final malo, aunque la Montaña, no sé yo si estará KO :P

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    2. Yo espero que sí, aunque no podemos fiarnos hasta que Martin diga lo contrario xD

      Ains, que aún queda otro de él <3

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  2. Tywin también tiene su corazoncito y es interesante leer algo desde su POV, ya que si hay alguien cuyos pensamientos e ideas a veces resultan insondables como los de Meñique y Varys, ese es Tywin. Los tres hombres por excelencia en misterios e intrigas monárquicas, jajaja :P

    Gracias por otro capítulo, Athena! ;)

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  3. Por cierto, tengo curiosidad, ¿quién es La Montaña? Ahora mismo no me suena del todo este personaje, aunque claro, aún me queda bastante por leer, jeje :)

    Besitos!!

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    1. Gracias por los comentarios :)

      La Montaña es el hermano del Perro. Durante el Torneo se la Mano es descabalgado por Ser Loras y le corta la cabeza a su caballo. También se enfrenta a su hermano.

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    2. Ayy, es verdad. Ya de tanto tiempo que hace que no repaso la 1ª temporada y de cuando me leí el libro, no caía ahora en que se trataba de él, jajaja :P

      Increíble esa escena de cuando el Perro se enfrenta con él y lo del caballo. Me voy a tener que hacer un repaso de la 1ª temporada de la serie al menos, que se me han olvidado un par de cosas :)

      Besitos!!

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