Los
gritos llenaban la fortaleza. El capa blanca hacía guardia frente a la puerta de la estancia donde la reina estaba dando a
luz. Recordó una ocasión ya lejana en la que ella era una niña y se había
colado en su habitación, asustada ante unos lamentos parecidos. Ahora estaban
separados por un muro, ni ella podía acudir a él ni él abrazarse a ella. Y
tenía miedo, mucho. Perdió a lo que más quería en un parto cuando era un niño,
no soportaría algo igual de nuevo. Cersei no iba a morir, no era capaz de
concebir una idea tan horrible. Había tenido un bebé muerto un año antes, un
príncipe con una mata de pelo negro como Robert. Ella lloró la pérdida, pero en
el fondo se alegró porque no era un león, sino un venado. Cersei y él seguían
teniendo relaciones íntimas, con el consiguiente peligro de que ella concibiera
un hijo. Él temía una descendencia incestuosa, mas su hermana se negaba a tomar
el té de la luna por si se quedaba embarazada de Jaime. Deseaba un hijo suyo
con todas sus fuerzas y él no podía privarla de ello. La amaba tanto… Cuando le
comunicó el nuevo embarazo, le dijo que esta vez estaba segura de que era un
Lannister y no un Baratheon. Según Cersei, Robert estaba tan borracho cuando la
cubría que la mayoría de las veces no atinaba a penetrarla y no se ni daba
cuenta.
Otro
grito y después un llanto. ¡El niño había nacido y estaba vivo! Un grupo de
mujeres precedieron al maestre Pycelle, que salió de la habitación sudoroso y
cansado. «Ha sido un parto un poco complicado, pero ambos están bien.»
Realmente era al rey a quien debía darle las noticias, pero Robert estaba
ausente, cazando. Jaime pensó en que, sin saberlo, el maestre estaba
posiblemente informando al verdadero padre de la criatura. «¿Puedo ver a la
reina?» «Sí. De hecho ha preguntado por vos, Ser.»
Entró
en los aposentos reales. Cersei estaba en el lecho con el pelo mojado y las
mejillas sonrosadas, tan bella como siempre o más. Tenía al bebé envuelto en
una suave tela dorada decorada con venados coronados. Invitó a Jaime a
acercarse. «Mira, nuestro hijo. El futuro rey de Poniente será un Lannister»,
dijo mientras le mostraba la carita del niño. Jaime la besó con cuidado, se
sentó en el lecho y comprobó que, efectivamente, el recién nacido sólo podía
ser hijo suyo. Su pelo era tan rubio que parecía blanco. Cersei estaba feliz,
pletórica por lo que habían conseguido. «No dejaré que nadie le haga daño.
Moriré por él si hace falta. Es perfecto, es un león, Jaime, como tú y como
yo.» El joven no sabía qué decir. La visión del niño lo enterneció. Cersei
tenía razón: era perfecto, un príncipe de cuento. Pero no podía evitar tener
dudas. Físicamente el bebé no presentaba ninguna tara a primera vista. Recordó la
primera vez que vio Tyrion en la cuna, con sus deformes piernecitas y su enorme
cabeza, mientras se preguntaba si sería un retrasado. Temía que un hijo fruto
del incesto fuera así o peor. Su hermano pequeño era un enano, sí, pero también
un niño bueno, listo y encantador, a pesar de que Cersei lo odiaba y hasta lo
había exhibido ante los hijos de la Princesa de Dorne como una atracción de
feria. ¿Y si su hijo era un monstruo por dentro? Las uniones incestuosas de los
Targaryen habían traído al mundo gente como Aerys II, bellos por fuera pero con
almas horribles y corazones negros. «¿Cómo se va a llamar?», preguntó para no
pensar en todo eso. Cersei negó con la cabeza. «No lo sé. Robert es el que debe
elegir su nombre y ni siquiera está aquí. Y me da igual. No es su hijo, es
nuestro.» Repetía esas palabras una y otra vez. «Es nuestro hijo, nuestro hijo…» La veía tan contenta que se dijo a
sí mismo que todos sus temores no eran más que tonterías sin fundamento. Ese bebé
iba a ser el orgullo de los leones de Roca Casterly.
¡Ese niño es el hijo del demonio! Jajajaja.
ResponderEliminarEn fin, como te dije ayer, me da pena que se acabe el fic, pero claro, algún día se tenía que acabar, es inevitable.
A ver quién me anima ahora las mañanas cuando me despierte, jeje. Enhorabuena por el nuevo éxito y a ver si te animas pronto con otro fic como éste ;)
Me alegro de que te haya gustado :) Ahora me toca a mí ver el tuit que me anuncie un capítulo de tu fic e.e Estoy deseando ver a ese Taigüin joven...
Eliminar¡Muchas gracias por todos tus comentarios y tu fidelidad!
Un beso
Y como bien dijo Elora, aquí llegó el demonio, jajajaja :P
ResponderEliminarAthena, me da mucha pena saber que este es el último capítulo del fic, pero debo decirte amiga que lo he disfrutado muchísimo y, como ya sabes, aún me quedan por leer los dos anteriores, así que por ese lado estoy contenta de saber que todavía tengo otros dos fics tuyos ahí esperándome ^^
¡Muchas gracias por este fic, guapa, y hasta la próxima! ;)
Gracias, vintage :) Espero que los otros también te gusten tanto como éste. Ha sido un gusto tenerte como lectora y comentarista.
EliminarUn beso
No hay de qué, Athena ;) Me ha encantado este fic y, sobre todo, me ha abierto el apetito por leer los dos anteriores, así que a pesar de que en su día no logré llevarlos al día, aquí tienes a una fan más que no dudará en leerlos lo antes posible :P Espero también que te animes a seguir escribiendo más cositas de estas, porque sin duda lo haces fenomenal ;)
EliminarBesos
Muchas gracias. Espero que los otros también te gusten :) Tengo otro a medio, pero no sé qué haré con él...
EliminarLo malo de encontrarte esta maravilla en época de exámenes es que roba mucho tiempo, pero desde que lo empecé no lo he podido dejar y me ha gustado mucho.
ResponderEliminarMi enhorabuena.
Pau.
Oh, claro, todo un orgullo el bebe jeje
ResponderEliminarMe encato el fic, de verdad espero que sigas escribiendo :D
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